La estrecha relación entre el desarrollo de la gramática árabe y la hebrea durante la época clásica de la interacción judeo-islámica, es decir, entre los siglos x-xiii, ha sido objeto de estudio de un número limitado de investigadores cuyos trabajos han girado, en general, en torno a la influencia e impacto de las teorías de los gramáticos árabes en los hebreos. Más allá de la estricta teoría gramatical, otros trabajos han estudiado las ideas lingüísticas de musulmanes y judíos de época medieval, si bien la perspectiva comparativa se ha producido casi exclusivamente en el segundo caso. En el libro aquí reseñado nos encontramos con uno de esos raros especímenes que abordan de principio a fin, de manera conjunta y comparativa, diversos aspectos de la ideología lingüística de musulmanes y judíos en torno a su lengua sagrada, a saber, el árabe clásico y el hebreo bíblico. Aunque el título del libro alude expresamente al periodo abasí (The Standard Language Ideology of the Hebrew and Arabic Grammarians of the ʿAbbasid Period), lo cierto es que el intercambio cultural propiamente dicho se centra en el periodo comprendido entre los siglos x y xii. Por otra parte, es importante precisar que los gramáticos judíos andalusíes, cuya actividad fue crucial en el avance del estudio de la lengua hebrea, desarrollaron su actividad bajo el califato omeya de al-Ándalus o bajo distintos reinos de taifas.
Tras una breve introducción, en el segundo capítulo Kantor presenta estudios previos sobre la interfaz entre las tradiciones gramaticales árabe y hebrea de época medieval (Previous Studies on the Interface between the Medieval Hebrew and Arabic Grammatical Traditions). No se trata de un estado de la cuestión, sino que Kantor ha seleccionado una relación de autores y publicaciones sobre el tema en cuestión que él introduce y comenta de forma breve.
El capítulo tercero gira en torno a la ideología sobre la lengua estándar en tanto que marco teórico en el que se van a contemplar diversos aspectos de las tradiciones gramaticales árabe y hebrea: (Standard) Language Ideology as a Theoretical Framework, subdividido a su vez en tres secciones. En la primera, se sintetizan los inicios de la investigación sobre ideología lingüística en general, seguida de una segunda sección dedicada a la relación entre ideología lingüística y gramática para finalizar con una tercera sobre ideología lingüística y performatividad. Kantor repasa en estas dos últimas secciones conceptos básicos de la sociolingüística que aclaran y delimitan lo que es la percepción de los hablantes (o incluso de los gramáticos) frente a la realidad lingüística. Tal y como recoge el autor en las conclusiones de este capítulo, el análisis de la ideología lingüística no debe confundirse con el análisis de la lengua en sí misma («language ideology should not be mistaken for an analysis of language», p. 38), una premisa necesaria para no caer en interpretaciones erróneas en los estudios que siguen a continuación.
Los capítulos cuarto y quinto son los que el especialista puede considerar como centrales en esta monografía. Se organizan con un esquema similar: una breve introducción a la cuestión tratada, seguida de una relación de autores judíos que incluye la visión al respecto de cada uno de ellos, apoyada en una o varias citas de fuentes originales en judeo-árabe. A continuación, y a modo de comparación, le sigue una relación de autores musulmanes que recoge asimismo sus respectivas opiniones sobre cada cuestión específica, apoyada en algún fragmento de su obra original. Cada sección termina con un análisis conjunto.
En el capítulo cuarto se abordan diversos aspectos relacionados con la definición de la lengua estándar y su corpus (Defining the Standard Language and its Corpus) en las tradiciones gramaticales árabe y hebrea. Kantor examina en las tres secciones que lo componen los conceptos de “Posesión cultural” (Cultural possession), la de “Los antiguos hablantes ejemplares” (Exemplary Ancient Speakers) y “El topos del ‘trabajo de campo’” (The ‘Fieldwork’ Topos). A partir de textos originales de diversos gramáticos judíos, se hace evidente la percepción predominante sobre la lengua hebrea en tanto que “propiedad” cultural de la comunidad de hablantes, unos hablantes que, sin embargo, no son contemporáneos de los propios gramáticos que la describen, sino que pertenecen al lejano pasado, a saber, los antiguos hebreos de la tradición bíblica. De manera similar, y con claras equivalencias, podemos observar en la sección siguiente la asociación que realizan los gramáticos árabes entre la etapa primigenia del islam con esos hablantes puros o ejemplares de la lengua árabe, si bien el corpus de textos canónicos va más allá de los estrictamente islámicos. Menos evidente es la similitud entre las dos tradiciones gramaticales con respecto a la definición de los grupos contemporáneos a los gramáticos que podrían considerarse como herederos de esos hablantes ejemplares del pasado y que ocupa la última sección. En el caso de los gramáticos árabes, a partir del siglo ix se identifica a los beduinos del desierto como depositarios o transmisores de esa lengua árabe sin corromper y es con ellos con los que realizan un supuesto “trabajo de campo”. En el caso del hebreo la situación es más compleja y la comparación con la tradición árabe resulta algo forzada dado que no existe un grupo de hebreo-parlantes nativos como tal, aunque, como propone Kantor, aportando los testimonios de diversos gramáticos judíos, el enclave de Tiberíades (y sus habitantes), en tanto que sede de la actividad masorética y su asociación con la tradición bíblica, mantiene un peso simbólico a la hora de documentar y resolver dudas lingüísticas.
Finalmente, el quinto y último capítulo está dedicado a explorar diversas cuestiones relacionadas con el propósito de la lengua estándar y la misión de los gramáticos (The purpose of the Standard Language and the Grammarians’ mission), subdividido en tres secciones bajo los siguientes epígrafes: “La lengua performativa” (Performative Language), “La tradición de la queja” (The complaint tradition) y “Culpar a las lenguas extranjeras” (Blaming Foreign Languages). Se trata de un capítulo en el que se recoge la visión de la lengua estándar de los gramáticos árabes y hebreos como una variedad de prestigio que, pese a ser externa a la práctica lingüística del día a día, ha de ser mantenida en determinados registros (lo que conocemos en la actualidad como diglosia). Conectada con esta percepción está la idea de restaurar la pureza lingüística frente a los usos corruptos o erróneos de sus hablantes sobre los que recaen las quejas de estos sabios medievales que los acusan de negligencia y olvido, razón que guía la composición de sus obras gramaticales. En la última sección de este capítulo se aborda otro de los lugares comunes entre los gramáticos árabes y hebreos con respecto al “deterioro” de la lengua estándar: su atribución al contacto con los extranjeros y sus lenguas. El libro termina con un capítulo de conclusiones, bibliografía e índices.
Tal y como señala el autor en las conclusiones, este volumen no pretende ser un estudio exhaustivo sobre la ideología lingüística de gramáticos árabes y hebreos medievales, sino de una serie de aspectos que muestran una gran similitud en ambas tradiciones. Es un libro de lectura fácil y amena, en gran parte por la riqueza de citas en las fuentes originales. Resulta, sin embargo, excesivamente segmentado, conformado en torno a múltiples secciones y subsecciones que en ocasiones dejan al lector con la impresión de que no se llega a desarrollar plenamente la discusión de un tema. Si bien este formato puede suponer una ventaja de cara a su utilización en la docencia universitaria, unido a la claridad del lenguaje y conceptos.
Se echa de menos cierta bibliografía relacionada directamente con algunos temas tratados como varias publicaciones de Kees Versteegh (por ejemplo, The Arabic Linguistic Tradition, London, 1997) o el estudio ya clásico de Irene Zwiep, Mother of Reason and Revelation: a short history of medieval Jewish linguistic thought (Amsterdam, 1997). Con respecto a las ediciones de obras originales utilizadas, llama la atención que no se haya incluido la edición de las Teshuvot de Dunash ben Labrat de R. Hazon (PhD Tel Aviv University, 2005), en lugar de la citada de Schröter de 1866 o la de los tratados mayores de Ḥayyūǧ por Daniel Sivan y Ali Wated (Beersheba, 2012), en lugar de la edición de Jastrow de 1897.
En conjunto se trata de un estudio novedoso y de gran interés sobre la ideología lingüística de gramáticos judíos y musulmanes medievales que pone de manifiesto la gran similitud en su visión y tratamiento de las respectivas lenguas sagradas. El autor ha combinado metodología y conceptos de la lingüística y la antropología cultural con textos originales de la multitud de autores que han sido analizados. Más allá del pensamiento lingüístico, el volumen transmite, pese a no ser éste su propósito inicial, la riqueza de la interacción judeo-islámica en la etapa a la que nos solemos referir como la Edad de Oro.